domingo, 13 de febrero de 2011

Prolegómenos de una sucesión: el PAN

Emilio González Márquez, gobernador de Jalisco, dijo que él es el único panista que puede derrotar a Peña Nieto en 2012.

Pascal Beltrán del Río
 
El Partido Acción Nacional enfrentará por segunda vez una sucesión presidencial en su condición de partido en el gobierno.

Igual que hace seis años, el PAN arrancará rezagado en las encuestas. Sea quien sea su candidato, aparentemente tendrá que remar fuerte para alcanzar a quien aparece como puntero, el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, si es que éste se alza con la candidatura del PRI.

Se puede decir que hasta 1994, la participación de los panistas en los comicios presidenciales había sido testimonial, aunque elección tras elección (si dejamos de lado la de 1976, cuando no participaron) el candidato del partido incrementó su porcentaje de votación, desde el 7.82% obtenido por Efraín González Luna, en 1952, hasta el 26.69% cosechado por Diego Fernández de Cevallos, hace 17 años.

Tras del triunfo de Vicente Fox en la elección de 2000, la “dura brega” por el poder se terminó, y el PAN comenzó a vivir una disputa interna por posiciones que iba más allá de la simple abnegación de antaño.

Pese a los intentos de Fox de controlar su propia sucesión, varios panistas se apuntaron en la lucha por alcanzar la candidatura presidencial. En mayo de 2004, el entonces secretario de Energía Felipe Calderón se destapó durante un acto en Jalisco, lo que le valió el enojo del Presidente, su salida del gabinete y el mote de El hijo desobediente.

Después de Calderón, también anunciaron sus intenciones de buscar la nominación el senador Carlos Medina Plascencia; el coordinador de los diputados del PAN, Francisco Barrio Terrazas; el secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Alberto Cárdenas Jiménez, y el secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda, quien era visto como el favorito del presidente Fox y —por tanto, en un partido que no ha dejado de considerarse a sí mismo como de oposición— el candidato a batir.

En septiembre y octubre de 2005, el PAN realizó su primera elección para designar a su candidato presidencial (en 1999, nadie se inscribió para disputarle a Fox la nominación). En la interna, que se realizó en tres etapas, sólo se registraron Creel, Cárdenas y Calderón. Éste último se llevó el triunfo ampliamente, no sin sorpresa de muchos, quienes pensaban que los militantes y adherentes panistas harían caso de las señales presidenciales para apoyar al ex secretario de Gobernación.

En esta ocasión, no sería raro que el número de aspirantes que se inscriban en el proceso interno rebase al de 2005.

En palabras del dirigente panista Gustavo Madero, hay una decena de miembros del partido interesados en contender. No todos han hecho públicas sus intenciones de manera categórica, a pesar de que a estas alturas del sexenio pasado la mayoría se había destapado.

La diferencia reside en las modificaciones hechas a los ordenamientos electorales, que acortan las campañas y prevén sanciones para quienes incumplan con los tiempos, incluida la cancelación del registro como candidato presidencial.

Hace seis años, el proceso interno del PAN se llevó a cabo entre la segunda semana de septiembre y la primera de octubre. En esta ocasión, la elección primaria no podrá ser antes de la segunda quincena de diciembre, pues es cuando está previsto por ley el arranque de las precampañas.

“El Cofipe es el que va a definir los tiempos de la definición de la candidatura panista”, me confesó uno de los miembros del gabinete del presidente Calderón, cuando le pregunté si los secretarios de Estado interesados en contender tenían miedo de ser los nuevos hijos desobedientes. “No es que el Presidente no nos deje movernos, sino que si nos movemos antes de tiempo, podríamos violar la ley electoral”, agregó.

Eso no ha impedido a varios aspirantes presidenciales del PAN realizar actividades que parecen de precampaña. El chiste, me dijo otro de ellos, es no pedir abiertamente el voto a su favor.

Por ejemplo, ayer sábado, en un salón del hotel Fiesta Americana del Paseo de la Reforma, el gobernador de Jalisco, el panista Emilio González Márquez, se reunió en privado con 160 correligionarios, provenientes de 20 entidades del país.

De acuerdo con unos de los asistentes al acto, reseñado en la edición que usted tiene en sus manos, González dijo que él es el único panista que puede derrotar a Peña Nieto en 2012. El jalisciense aprovechó la alta visibilidad a nivel nacional que le ha dado la publicidad sobre su cuarto Informe de Gobierno y la promoción de los próximos Juegos Panamericanos para realizar lo que a muchos de los convocados les pareció un acto de arranque de precampaña.

Mientras tanto, a pocos kilómetros de ahí, en Polanco, la coordinadora de los diputados del PAN; Josefina Vázquez Mota, celebraba con un coctel su cumpleaños número 50, que en realidad fue el 20 de enero pasado.

Al acto, cuya realización se adelantó en este espacio el domingo pasado, acudieron varios centenares de personas, entre las que había políticos de los principales partidos, empresarios, académicos e intelectuales. Estuvieron, por ejemplo, el rector de la UNAM, José Narro; la dirigente nacional del PRI, Beatriz Paredes, y la ex gobernadora de Zacatecas, Amalia García; la vocera de Los Pinos, Alejandra Sota; la ex candidata presidencial Patricia Mercado, y la presidenta de Causa en Común y defensora de víctimas del delito, María Elena Morera.

También acompañaron a Vázquez Mota tres de los secretarios de Estado que aspiran a abanderar al PAN en la próxima contienda presidencial: Ernesto Cordero, de Hacienda; Javier Lozano, del Trabajo, y Alonso Lujambio, de Educación.

Y aunque para donde quiera que volteara uno se veían rostros conocidos, la presencia más significativa —para los propósitos de la disputa interna que se avecina en el PAN— era sin duda la de don Luis H. Álvarez, el nonagenario ex candidato presidencial y ex dirigente nacional, quien es visto no sólo como la figura más respetable del partido sino guardián de su doctrina.

Fue innecesario que la legisladora y ex secretaria de Estado hablara de sus aspiraciones presidenciales en el discurso en que agradeció la presencia de sus invitados, pues muchos de ellos se fueron con la idea de que Vázquez Mota hace bien lo que se espera de un Presidente: tender puentes entre personas de distintas ocupaciones e ideas.

Aun así, juguetonamente, dijo en su breve intervención, desde lo alto de la tarima ocupada por el conjunto musical que amenizaba el coctel, que estaba “destapando… mis 50 años”. Y la gente le aplaudió.

Lo que no admite interpretación es que, a diez meses del inicio legal de las precampañas para la contienda de 2012, hay al menos media docena de panistas en el arrancadero, cuyas biografías y equipos de trabajo ha estado dando a conocer Excélsior desde el martes pasado, en una serie de trabajos especiales que se reanudan mañana lunes. Lo invito a leerlos. ¿Cuánto aguantarán estos panistas en la línea de arranque, con motores revolucionados, sin dar un paso en falso? Esto no será la “brega de eternidad” de la que hablaba el fundador del PAN, don Manuel Gómez Morín, pero una cosa le garantizo: a esa mujer y a esos hombres, el tiempo de aquí a diciembre se les hará eterno.
 
Columna de Pascal Beltrán del Río para Excélsior

http://excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=713806 

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