Se trata de una estrategia de pragmatismo electoral puro y duro. Pero, sin ella, el voto opositor al PRI se divide y éste gana.
Leo Zuckermann
El año pasado, el PAN y el PRD encontraron la fórmula para ganarle a un PRI que parecía imbatible a principios de 2010: juntarse, encontrar a un candidato popular, aunque sea miembro del PRI, y polarizar la elección entre el voto priista y el antipriista. Como ingeniosamente lo dijo el encuestador Francisco Abundis: que la competencia sea entre el PRI y “el resto del mundo”.Se trata de una estrategia de pragmatismo electoral puro y duro. Pero, sin ella, el voto opositor al PRI se divide y el PRI gana. En otras palabras, sin pragmatismo estamos condenados al priismo. Muchos se preguntan si conviene la fórmula “resto del mundo” a la democracia. Yo dejo esa decisión en manos del electorado. Si no les gusta, que no voten por ella. Sin embargo, lo que hemos visto ya en muchos estados es que los votantes sí están dispuestos a sufragar por esta extraña fórmula.
La fórmula “resto del mundo” para ganarle al PRI ha resultado en Puebla, Oaxaca, Sinaloa y ahora en Guerrero. Los priistas deben estar preocupados. No está mal porque incluso los puede fortalecer. Al PRI, como a cualquier persona o institución, le conviene tener enfrente una competencia real que los haga mejorar sus sistemas de operación. Sobre todo en la selección de sus candidatos.
En Puebla, el gobernador Mario Marín impuso a un aspirante a la gubernatura que era malísimo. Perdió. Lo mismo ocurrió con Ulises Ruiz en Oaxaca. En Sinaloa, el gobernador Jesús Aguilar se empeñó en mantener a su delfín y dejar fuera de la contienda al priista más popular del estado quien, ni tardo ni perezoso, se pasó al equipo “resto del mundo” y ganó. En Guerrero, ante la ausencia de un gobernador priista, el liderazgo de ese partido se inclinó por Manuel Añorve aunque Ángel Aguirre fuera mejor opción. Otra vez, ni tardo ni perezoso, Aguirre se pasó al “resto del mundo” y triunfó.
Más les vale a los priistas entender que no pueden equivocarse en la designación de sus candidatos. El punto es particularmente importante rumbo a la madre de todas las batallas electorales de este año que será la gubernatura del Estado de México. Si el gobernador Enrique Peña Nieto no opera bien la selección de su candidato, alguno de los infortunados puede pasarse al “resto del mundo”. Ciertamente Peña, el favorito actual en las encuestas para ser el próximo Presidente, puede “venderles futuro” a los políticos de su partido que no se hayan quedado con la candidatura. Pero también es cierto que los políticos prefieren el aquí y el ahora para cumplir su sueño de algún día ser gobernador de su estado. Más aún, el equipo de “resto del mundo” también puede ofrecer algo de futuro: “Mira, si no ganas la gubernatura, pues te hacemos senador en 2012, te esperas seis años, sigues haciendo labor política en tu estado y, como Gabino Cué en Oaxaca, puedes competir y ganar en la siguiente elección”.
Sin la fórmula “resto del mundo”, con o sin candidato priista, sigo creyendo que el PRI gana la gubernatura del Estado de México. Son muchos los factores que me llevan a pensar esto. El gobernador es muy popular en su entidad. Posee, además, gran capacidad de operación electoral. Por lo que toca al partido, el PRI tiene una presencia real e histórica en el Edomex. Es el favorito de los mexiquenses; si bien no alcanza la mayoría de votos, casi siempre obtiene más que los perredistas y los panistas por separado. Agréguese a esto que Peña es el candidato presidencial más popular del momento. Sigo apostando, por tanto, que sin alianza, sin fórmula “resto del mundo”, el PRI gana en el Edomex. Hasta el momento nadie ha querido aceptar esta apuesta. Por algo será.
Guste o no, la fórmula “resto del mundo” ha probado ser efectiva para ganarle al PRI. Si el PAN y el PRD quieren seguir parando al tricolor, pues tendrán que aplicar dicha fórmula en otros estados, sobre todo en el Edomex donde, de ganar, le propinarían un golpazo al candidato presidencial más popular en las encuestas. Lo saben Calderón y Ebrard, artífices de la fórmula “resto del mundo”. Por eso creo que, de alguna manera y otra, van a hacer hasta lo imposible por aplicarla en la madre de todas las batallas electorales.
Articulo de Leo Zuckermann, publicado en Excélsior
http://excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=710229
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